EL GOBIERNO SALVÁNDOSE SOLO Si algún alumno o apoderado de este país pensó, por ventura, que el programa de gobierno, impulsado por el Ministro Bulnes, “Salvemos el año escolar” está diseñado pensando en el futuro de los educandos de este país, no puede haber caído en un mayor error. La prueba está, en primer lugar, en que los apoderados y estudiantes no reciben comprobantes de su inscripción en el programa y en segundo lugar tal inscripción no es vinculante, hasta el momento, a ningún procedimiento establecido que instruya a los colegios para la implementación de esta masiva evaluación que el gobierno pretende hacer. La salida propuesta en medio del conflicto, no tiene otro objetivo que poner un baipás a las claras demandas del movimiento estudiantil y social que por estos meses ha ocupado las calles de las ciudades de Chile pidiendo a “gritos” la erradicación del mercado de la educación pública. El gobierno espolonea a los alumnos para que se inscriban en este plan y así exhibir datos en la operación comunicacional que se ha montado, nacional e internacionalmente, para decir que en este país no se ha cometido un crimen social de tamaña dimensión como es someter a un simple examen a más de 160.000 estudiantes y dejar repitiendo a cerca de 70.000. Una solución dada por la vía administrativa, exigiendo que los alumnos se inscriban para dar exámenes libres, no resuelve el problema, pues hasta el momento no hay alternativa posible que reemplace adecuadamente la “clase presencial”. Hasta hoy no se han inventado sucedáneos a las clases presenciales que los alumnos debieron haber retomado hace mucho tiempo sino fuese por la intransigencia del gobierno. En este sentido saludamos las iniciativas de numerosos establecimientos que en diálogo con sus comunidades y ajustado a la normativa vigente, han establecido sus propias soluciones. Ni las materias que se imparten en línea, ni un simple examen libre puede reemplazar o salvar un año escolar, pues cuatro meses sin clases presenciales son una pérdida irrecuperable que muchos de los estudiantes, con plena convicción, han debido poner como moneda de cambio por una auténtica Educación Pública de calidad y gratuita. |
La incapacidad de descifrar los signos políticos de este gobierno a las demandas de la población, ha facilitado que miles de alumnos de este país queden sin el trabajo de aula que es lo que el Estado debe ofrecerles como parte de su formación pedagógica insustituible. Es el gobierno el que debe pagar los costos políticos de tener a la población estudiantil, por más de cuatro meses, sin la vida escolar que el Estado debe ofrecerles. Es el gobierno que, a través de su gestión errática e incompetente, el que no ha sabido canalizar y dar salida adecuada al conflicto estudiantil generando, con esto, un daño que no se puede reparar con un simple examen libre como oferta de salvación de un año irremediablemente perdido. La solución al conflicto, que se encuentra enraizado en los intereses de la sociedad toda, pasa por canalizar las demandas a través de un protocolo político tripartito que, a lo menos, comprometa al Ejecutivo, al Legislativo y a los representantes de los estudiantes para fijar el derrotero con los proyectos de ley que sean necesario y en el tiempo que sea necesario, para dar salida al conflicto y que los estudiantes retomen el real proceso de aprendizaje en las aulas. Parte ineludible de los compromisos para destrabar el conflicto pasa por contemplar entre los acuerdos, la decisión política, a modo de término de conflicto, la omisión de toda represalia contra los estudiantes que valientemente adhirieron a la movilización, mantuvieron los paros o no se inscribieron en el mal llamado plan “salvemos el año escolar”. |