santiago en llamas 6 enero 2014

SANTIAGO EN LLAMAS

martes, 18 de junio de 2013

GRACIAS PRESIDENTE PIÑERA POR AYUDAR A CAMBIAR EL MODELITO DE PENSIONES DE SU HERMANO JOSÉ.

Hoy, después de leer el diario financiero que, por cierto, no tengo hábito de hacerlo, y  en sus páginas constato los lamentos de los representantes de los grupos económicos por el masivo cambio de fondo de pensiones que ha provocado descalabros en los mercados financieros, no puedo, sino agradecer, una vez más, al presidente que,  con su tozudez y falta de empatía con los demandas sociales, ha provocado. 

Desde abril del 2010 se nos prometió a los trabajadores del sector público un incentivo al retiro que hasta el día de hoy no ha prosperado. Al gobierno le quedan meses de mandato y el ambiente electoral está que arde en todas a las esferas, con lo que el incentivo al retiro ya pasó a mejor vida. Hoy nos encontramos con  cientos de colegas por los pasillos alegando a regañadientes contra el gobierno por no haberle renovado el premio contenido en la ley 20.212,  que para los profesionales era de alrededor de 30 palitos. Dicha política pública acordada con Bachellet y los gremios del sector público, como mecanismo de compensación a la dura realidad que le corresponde enfrentar al trabajador una vez pasado a retiro, fue anhelada por todos nuestros  colegas mayores hasta hace muy poco tiempo en que, el abrupto desenmascaramiento público de las AFP, quedó de manifiesto. Sin embargo, hoy, por fin, se han dado cuenta que si el sistema de pensiones asegurara una vida digna y sin sobresaltos, nadie estaría pidiendo incentivos.
Pululan los arrepentidos de haber votado por la derecha, cuya adhesión era cercana al 36% en el sector público en momentos de la campaña del candidato Sebastián Piñera, cuando su hermana Magdalena, se paseaba por los frontis de los edificios públicos repartiendo una carta suscrita por el candidato, prometiendo que no se echaría a nadie, que no se eliminarían ni funciones, ni servicios públicos, etc.
Los gremios tampoco fueron capaces de consensuar posiciones de lucha gremial para enfrentar el fondo del problema: “el sistema de pensiones”, osea, las AFP. Claro, si a punta de bonos de retiro y otros, los directorios se iban renovando sin mayores sobresaltos y el modelito de los bonos funcionaba para ambos bandos sin mayores cuestionamientos.
En no más de tres meses, en Chile se ha develado lo que era un secreto a voces tanto para la clase política como para los dirigentes gremiales desde hace mucho tiempo, precisamente desde que nuestros primeros socios se ha acogido a retiro se comprobó la miseria de pensiones que estaban recibiendo y que más encima van disminuyendo, año a año, y en el periodo de la vida que más recursos se necesitan para vivir.
Qué trabajador, ni por muy pavo que sea, va a aceptar hoy día que, acogerse a retiro con un bono, por muy atractivo que parezca, es mejor que tener una pensión adecuada, sobre todo cuando la expectativa de vida es tan larga. La experiencia del incentivo al retiro ya la vivimos y nos ha enseñado que son muy pocos los trabajadores que lograron invertir esos recursos para que les permitiera mejorar sus ingresos, ya paupérrimos, entregados por la pensiones de las AFP. Muy por el contrario, la mayoría de los trabajadores retirados con un bono no han hecho más que cubrir su endeudamiento que venían arrastrando de su vida laboral y darle algún milloncito, que otro, a algunos de sus hijos, cesante o vago por vocación, y san se acabó el bono. Y de vuelta a vivir con las exiguas lucas  que te entrega la AFP.
Sólo en estos últimos dos meses, creo, no queda trabajador público o privado, que no se capaz de darse cuenta que nuestro futuro no depende de un bono al retiro y ninguna otra migaja negociada por los gremios del sector público. Depende exclusivamente, como país de trabajadores, generar un sistema de pensiones que reditúe razonable y dignamente la vida laboral entregada al país.
Si la derecha no hubiese llegado a la Moneda, seguiríamos con los paradigmas instalados de las negociaciones menesterosas y humillantes, pragmatizada en la dinámica de los bonos, hoy sabemos que hay que hincarle el diente a las  AFP. Si usted, Presidente,  hubiese aprobado el bono al retiro al principio de su mandato, nadie se hubiese percatado del robo que ha significado para los trabajadores el sistema de AFP impulsado por su hermano, cuando era ministro del trabajo de Pinochet. Gracias por pegarle una empujadita a los gremios  y aclarar, de paso, dónde está el verdadero objetivo.
Hoy sabemos, gracias a sus sabias decisiones,  que la vida digna de ancianos depende de presionar a la clase política para que en la próxima gestión no se negocie un nuevo bono al retiro, sino una nueva política de pensiones para chile y sus trabajadores.

HUGO MORALES VERA
PRESIDENTE ANDIME SECREDUC RM

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